Restaurante Freiduria El Gaditano

Carmen Maria Jimenez

El sitio no es acogedor pero puedes comer rápido y hay variedad de pescado, también hacen una paella que está preparada sobre las 14.30 y haces cola para recoger los platos que necesites. Los camareros agradables y serviciales van cantando platos según salen de la cocina y tú eliges lo que quieres. No es de una calidad extraordinaria pero bien para comer de forma algo distinta.

Pedro Amador

¿Pescaíto frito cerca? Una excelente experiencia si quieres tomar pescaito frito en Fuengirola (paella también los domingos). Comida a muy buenos precios, y te cobran por plato y bebida consumidoña. Pero lo mejor es ver cantar a los camareros los platos... ¡Muy divertido! Lo conozco desde hace 30 años y siempre tengo oportunidad de comer o cenar aquí. Y más tranquilo que los sitios del paseo marítimo.

Francesco Laus

Este restaurante está ubicado en el centro de la ciudad, a unos pasos del paseo marítimo, en un espacio abierto arriba de un mecánico. Visto desde fuera es el típico lugar donde nunca se pararía a comer y en cambio, nunca como esta vez las apariencias engañan. El ambiente es espartano, con manteles de papel colocados en el acto, sobre mesas de metal que recuerdan a las de los bares de los 80. Los camareros (muy amables), nos hacen sentar y enseguida nos traen los menús, pero en realidad sirven de poco. De hecho, la peculiaridad de este restaurante es que la cocina empieza a preparar los platos, que los camareros propondrán puntualmente dando la vuelta a las mesas. Luego, verás pasar ante tus ojos frituras de calamar muy frescas, camarones guisados, ensalada de mariscos, pulpo a la parrilla y muchas otras cosas que se preparan en ese momento. Incluso la paella se prepara al momento y en el comedor, a la vista de todos, convirtiendo así a la cocina en protagonista indiscutible de un espectáculo. La foto está tomada durante la preparación de la paella, por eso queda tan aguada. Si quieres probar algo que aún no ha sido propuesto, solo tienes que llamar a uno de los camareros y te informará del pedido en cocina que preparará unas raciones más para proponer y mostrar en sala. Cada plato cuesta 7,50€ mientras que cada pinta de cerveza San Miguel se sirve a 1,20€. No hay tapa y por lo tanto, la cuenta se hace fácilmente, contando los platos y vasos vacíos en la mesa. Definitivamente para volver

Amanda García

Entramos porque tenía buena pinta, pero deja mucho que desear. Lo primero, en internet pone un precio y luego allí otro. 7,50 por cada ración y además no son nada abundantes. La sepia a la plancha malísima, sabía a quemado y fatal. La paella no está mal, pasable. Se pasean ofreciéndote platos chillando mientras estás comiendo y es bastante incómodo. No volvería.